REDEMPTORIST VOCATION SPOTLIGHT
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December 1, 2021(Fr. Antonio's vocation story is presented in English and Spanish.)
I can say that becoming a Redemptorist emerged little by little. It was not a certainty from the beginning. Although my first motivation was always to serve God, in reality I did not know in what way. But when I felt and experienced the call of God, I went through a process of discernment that took me many years.
Since high school, I had participated in youth groups in the church, in the charismatic renewal and youth retreats that allowed me to go in search of God. So, little by little, later in high school, and then when I arrived at university, I continued my discernment process.
At the age of 26, before entering the seminary, I took a prayer workshop to confirm the decision to enter a seminary or to withdraw from this quest to follow Christ. There were 10 sessions to the workshop on prayer and life for young people. A neighbor had invited me to attend. This neighbor had known me since I was little, and knew my concerns. I accepted the invitation with the idea of deciding to make a good discernment. It needed to be definitive. I remember thinking before taking the first day of the workshop, “Here I say yes, or I say no to God.”
During the last workshop, which was a full day of spiritual desert work, I was able to come to the joyful conclusion that it was what I wanted, that I should respond affirmatively to God to enter religious life. The strongest idea I had from the beginning was about serving God in whatever way he told me.
I remember that after I made my decision, I went to confession at the Temple of Fatima, a community in which I have been involved with since September of that same year. In that confession, I asked Father Carlos Talavera, what other religious lifestyles there were besides diocesan ones. He told me that religious life with a Congregation or religious order also existed, such as the Redemptorist missionaries, the Guadalupanos, Javerianos of the spirit. holy, and many others.
On that occasion, Father gave me a book on the Redemptorist Blessed Francisco Xavier Seelos. He hoped it would help me experience something that would motivate me. He also told me to get to know the life of the founder of the Redemptorists, Saint Alfonso María de Liguori, as a way of introducing myself to the Redemptorist charism.
I remember that, when reading about both Blessed Seelos and Saint Alphonsus, I thought it was impossible for me to reach such holiness or yearn for such an experience of dedication in vocation.
After deciding to enter seminary at the age of 27, I made the decision to resign from my job. I fondly remember that my boss at the CACSA construction company, upon seeing my resignation, told me with tears in his eyes that although I was needed in my work at CACSA, he understood how important this decision was for me. He told me that the doors at CACSA would always be open to me, in case entering the Redemptorists didn’t work out for me.
So, I attended the pre-seminary that was held in San Luis Potosí, at the San Alfonso Formation House in July of 2003. My path, from 2003 to this moment, has been a journey with a lot of learning and personal maturation in every way. I have learned to ask, love and have affection for our Mother of Perpetual Help and to trust the intercession of our Founder Saint Alphonsus.
I have also matured in my vocation, and as my formator in Theology, Fr. Javier Moran Marin, told me one day, a vocation is like a snowball: As it goes down a mountain, it grows little by little. He set the example for my life.
In these moments I thank God for so many experiences that have made me reconfirm every day my dedication to be a great Redemptorist missionary. I believe that the people of the communities that I have visited and in the missions that I have participated, are the ones who have taught me the most and have made me grateful to be a Redemptorist. Those who are most in need of God and those who sometimes do not receive the attention of the Church, have taught me to grow and discover the will of God on my path.
SPANISH:
Puedo decir que el ser redentorista fue surgiendo poco a poco. No fue una certeza y conocimiento pleno desde un principio, pues mi primera motivación siempre fue servir a Dios, en realidad yo no sabía en qué pero al sentir y experimentar el llamado de Dios fui haciendo un proceso de discernimiento que me costó muchos años.
Ya desde que estaba en la secundaria participé en grupos juveniles en la iglesia, de renovación carismática y en retiros de jóvenes que me permitieron ir en la búsqueda de Dios, y así poco a poco, posteriormente en la preparatoria, y luego al llegar a la universidad, continué mi proceso.
A los 26 años de edad antes de entrar al seminario tomé un taller de oración para confirmar la decisión de ingresar a un seminario o verdaderamente retirarme de esta búsqueda del seguimiento de Cristo. El taller que llevé durante 10 sesiones es el taller de oración y vida para jóvenes, al cual me invitó una vecina quien me conoció desde que yo era pequeño y sabía mi inquietud, a dicha invitación accedí con la idea de decidir y hacer un buen discernimiento que para mí era definitivo. Recuerdo que pensé antes de tomar el primer día de taller, “aquí le digo que sí o le respondo que no a Dios”. En el ultimo taller, el cual fue un día completo de trabajo de desierto espiritual, pude llegar con plena alegría a la conclusión que sí era lo que yo quería, que debía responder afirmativamente a Dios en el seguimiento, pero la idea más firme que tuve desde un inicio era de servir a Dios en lo que él me dijera.
Recuerdo que después de la decisión fui a confesarme al templo de Fátima, comunidad en la que me encuentro actualmente desde el mes de septiembre de este año. En esa confesión yo le pregunté al P. Carlos Talavera, ¿qué otros estilos de vida hay además de los diocesanos?, él de manera general me comentó que existía también la vida religiosa, como los misioneros redentoristas, los guadalupanos, javerianos, del espíritu santo, y muchos más en la lista.
En esa ocasión el padre me facilitó un libro sobre el beato Francisco Xavier Seelos, para darme a conocer una experiencia y algo me motivara, además me dijo que buscara la vida del fundador de los redentoristas, San Alfonso María de Liguori, como una forma de introducirme a la experiencia del carisma.
Recuerdo que al leer tanto al beato Seelos como a San Alfonso, se me hacía algo imposible llegar a tanta santidad o anhelar tanta experiencia de entrega en la vocación.
Después de decidir de ingresar a la edad de 27 años, tomé la decisión de pedir mi renuncia en el trabajo que tenía, recuerdo con mucho cariño que mi jefa en la constructora CACSA, lugar donde yo trabaja en ese momento, al ver mi renuncia, me dijo con lágrimas en los ojos, que a pesar que yo era necesario en ese puesto, me felicitaba por la decisión tan importante, sin embargo, que las puertas estaban abiertas en mi trabajo, en caso de no ingresar con los redentoristas, después del preseminario que se iba a realizarse en San Luis Potosí, en la casa de formación San Alfonso, en el mes de julio del 2003.
Mi camino ha sido desde ese año del 2003 hasta este momento, un recorrido con mucho aprendizaje y maduración personal en todos los sentidos. Ha sido aprender a pedir, amar y tomar cariño a nuestra madre del Perpetuo Socorro, a confiar en la intercesión de nuestro Fundador San Alfonso, ha sido también ir madurando mi vocación, y como me dijo un día quien fuera mi formador en la etapa de Teología, el P. Javier Morán Marín, el cual me puso el ejemplo en mi vida, que es como una bola de nieve que al bajar por la montaña va creciendo poco a poco.
En estos momentos agradezco a Dios tantas experiencias que me han hecho confirmar cada día esta entrega para ser un gran misionero redentorista, creo que las personas de las comunidades que he visitado y en las misiones que he participado, son quienes me han enseñado la forma mas agradecida y cercana de ser Redentorista, son los más necesitados de Dios y quienes a veces no tienen atención o cercanía de los miembros de la Iglesia, los que me han enseñado a crecer y descubrir la voluntad de Dios en este camino.
