by Deacon Urbano Marcos Gutiérrez Sánchez, C.Ss.R.
Hola a todos.
Mi nombre es Urbano Marcos Gutiérrez Sánchez, nací en un tradicional pueblo del Estado de México, llamado Santa María Jajalpa, lugar de comerciantes y campesinos donde se cultivan legumbres y verduras. Mi papá se llama Marcos, él es campesino y mi mamá se llama Candelaria, ella es ama de casa, soy el tercero de cuatro hijos.
¿Donde nació mi vocación? Todo fue un proceso, mi familia, la comunidad-el pueblo, la experiencia de vida, la redención y la figura religiosa-misionera, entretejieron el interés de trabajar en el Reino de Dios. En primer lugar, mi familia no era participativa en los actos piadosos, sólo mi mamá era la única persona asidua en participar en las actividades religiosas del pueblo. Recuerdo una tarde de junio, tenía 13 años de edad, las amigas de mi mamá que integraban un grupo de la iglesia fueron a visitarme a la casa para invitarme a participar a un retiro (un encuentro juvenil). A regañadientes y contra mi voluntad, acepté. Al termino del retiro, quedé entusiasmado por tantos jóvenes que conocí, por tanto, me interesó seguir acudiendo a las reuniones semanales del grupo juvenil, fue en ese lapso, donde comprendí que no estaba solo, sino que yo era parte de una comunidad (Santa María Jajalpa). Por razones de distracción, convivencia y amistad fui integrándome poco a poco a las actividades del grupo de jóvenes. Conforme pasaba el tiempo, identificaba otras pautas en las necesidades del pueblo, esto motivó a que el grupo juvenil se convirtiera no solo en escuchar las reflexiones temáticas propuestas en la formación del grupo, sino que nos impulsó a organizarnos para poder ayudar a la gente en situación de pobreza, mediante la recopilación de alimentos, ropa y calzado para los necesitados. Recuerdo en ese tiempo los que integrábamos el grupo compartíamos y teníamos un mismo fin. Más tarde, llegaron dos misioneros que vivieron medio año en el pueblo como parte de su servicio formativo. Fue entonces donde conocí la figura religiosa misionera que estaba al servicio del pueblo de Dios. Un misionero me hizo la invitación de ingresar al seminario o ser misionero, pero aún no tenía interés para la vida religiosa, mis prioridades eran otras. A pesar de no aceptar la invitación, tengo siempre grabado en mi corazón el testimonio cercano que estos dos misioneros tuvieron con la gente de mi comunidad. La cercanía, la amabilidad, el interés que ellos tuvieron me llamó la atención del compartir con los demás. Eso es lo que dio el click en conocer a un Dios cercano manifestado en los misioneros.
Así pasaron los años. Los años de juventud trascurrían, entre las actividades de ser estudiante, de conocer la vida, enamorarme, experimentar el dolor, tristezas, alegrías, etc. y la cuestión de estar y vivir donde me sentía realizado como persona. Sucedió que recibí una invitación a participar en una misión, la cual acepté y mientras corrían los días en la misión experimenté el compromiso de ser misionero, dentro de mí había miedos: dejar familia, estudios, trayecto de vida, pueblo, amigos, etc. Después de un acompañamiento y experiencias formativas de parte de otros misioneros, en el año del 2014, conocí a la Congregación del Santísimo Redentor-Misioneros Redentoristas, el modo de vida comunitaria, misiones y trabajar con los indígenas (pobres), me interesó su estilo de vida. Ese mismo año ingresé a la formación en San Luis Potosí, México.
Las experiencias de vida que tuve me ayudaron a continuar y comprometerme a madurar el llamado que escuché en el periodo de vida que he llevado y en apreciar los rostros necesitados que esperan ser tomados en cuenta, bajo la redención personal y de todos los acontecimientos en los signos de los tiempos. El 14 de enero del 2017 después del noviciado, realicé la primera profesión religiosa (Dios está conmigo), El 16 de diciembre del 2021 recibí mis votos perpetuos y el 17 de diciembre del mismo año recibí el diaconado en el templo del Perpetuo Socorro, San Luis Potosí, México. Actualmente en pleno 2022 me encuentro sirviendo como diacono en la comunidad de Veracruz, parroquia de Nuestra Señora de Juquila, donde el trabajo misionero y el ser redentorista se vive a flor de piel. Dios mediante, el 18 de junio del 2022 recibiré la ordenación presbiteral en el templo de Santa Anita, Irapuato Guanajuato, México.
Es necesario continuar mostrando la vida, la alegría del resucitado, a pesar de mi fragilidad seguiré esforzándome para compartir con los más vulnerables la paz de la redención.
Intégrate a nuestra familia redentorista, gritando con la vida la alegría de vivir en una continua redención.
English
Hello everyone.
My name is Urbano Marcos Gutiérrez Sánchez, I was born in a traditional town in the State of Mexico, called Santa María Jajalpa, a place of merchants and peasants where legumes and vegetables are grown. My father's name is Marcos, he is a farmer and my mother's name is Candelaria, she is a housewife, I am the third of four children.
Where was my vocation born? Everything was a process, my family, the community-the town, the experience of life, the redemption and the religious-missionary figure, intertwined the interest of working in the Kingdom of God.
In the first place, my family was not involved in pious acts, only my mother was the only person assiduous in participating in the religious activities of the town. I remember one afternoon in June, I was 13 years old, my mother's friends who were part of a church group came to visit me at home to invite me to participate in a retreat (a youth meeting). Reluctantly and against my will, I accepted.
At the end of the retreat, I was enthusiastic about so many young people I met, therefore, I was interested in continuing to attend the weekly meetings of the youth group, it was during this period that I understood that I was not alone, but that I was part of a community (Santa Maria Jajalpa).
For reasons of distraction, coexistence and friendship, I gradually joined the activities of the youth group. As time passed, I identified other guidelines in the needs of the town, this motivated the youth group to become not only listen to the thematic reflections proposed in the formation of the group, but also prompted us to organize ourselves to be able to help people in situation of poverty, by collecting food, clothing and shoes for those in need.
I remember at that time those of us who were part of the group shared and had the same goal. Later, two missionaries arrived and lived in the town for half a year as part of their formative service. It was then that I met the missionary religious figure who was at the service of the people of God.
A missionary invited me to enter the seminary or be a missionary, but he still had no interest in religious life, my priorities were different. Despite not accepting the invitation, I always have engraved in my heart the close testimony that these two missionaries had with the people of my community. The closeness, the kindness, the interest that they had caught my attention when sharing with others. That is what gave the click to know a close God manifested in the missionaries.
Thus the years passed. The years of youth passed, between the activities of being a student, knowing life, falling in love, experiencing pain, sadness, joy, etc. and the question of being and living where I felt fulfilled as a person. It happened that I received an invitation to participate in a mission, which I accepted and as the days passed in the mission I experienced the commitment to be a missionary, within me there were fears: leaving family, studies, life path, town, friends, etc.
After accompaniment and training experiences from other missionaries, in the year 2014, I met the Congregation of the Most Holy Redeemer-Redemptorist Missionaries, the community way of life, missions and working with the indigenous (poor), I was interested in their style of life. That same year I entered the training in San Luis Potosí, Mexico.
The life experiences that I had helped me to continue and commit myself to mature the call that I heard in the period of life that I have led and to appreciate the needy faces that wait to be taken into account, under the personal redemption and of all the events in the signs of the times. On January 14, 2017 after the novitiate, I made my first religious profession (God is with me). On December 16, 2021, I received my perpetual vows and on December 17 of the same year, I received the diaconate in the church of Perpetual Help, San Luis Potosi, Mexico.
Currently in the middle of 2022 I find myself serving as a deacon in the community of Veracruz, parish of Our Lady of Juquila, where missionary work and being a Redemptorist is lived to the surface. God willing, on June 18, 2022 I will receive priestly ordination in the temple of Santa Anita, Irapuato Guanajuato, Mexico.
It is necessary to continue showing life, the joy of the resurrected, despite my fragility I will continue to strive to share the peace of redemption with the most vulnerable.
Join our Redemptorist family, shouting with life the joy of living in continuous redemption.