The novitiate is only lived once. These are words that resonate in the hearts and on the lips of those who have preceded us in this experience. Certainly, this unique experience is the moment where, in the daily searches, we find the voice of the one who probes the most intimate part of being, the voice of the one who first loved us and came out to meet us when he called us. Jesus the Most Holy Redeemer who has summoned us and makes our hearts burn with his Word and with his love experienced in our daily lives.
Almost eleven months after being in Colombia, living the novitiate stage, I can recognize that this geographical, spiritual, and significant place for our Redemptorist family has become a privileged place, because it is the sacred land where God has spoken to me again. In the heart, where daily he has questioned me about the process, about the call that Jesus himself gave me to follow him and be with him.
Juan Luis Rivera Arellano
Therefore, sharing my experiences, my challenges, joys and hopes, is to speak from the heart. There have been moments of constant struggle, where love has come to light and I felt I belonged, but I also faced all my fragmentations, doubts and shortcomings.
However, when these moments of spiritual, vocational and even existential crisis have come, I have felt deeply embraced by Jesus himself. Despite my limitations, he has placed his trust and love in me. In the same way, I have felt the comforting closeness of my brothers in the community who, with a gesture, a word or simply a meaningful pat, encourage me to assume the persevering commitment of my vocation every day.
Julio Cesar Olguín Antonio
During this time traveled, I have realized the universality of our beloved congregation, of this fruitful work that our father San Alfonso began. Likewise, every day I have found different elements of our charism that have given me identity, that make me feel happy and that have been so telling that I am passionate about giving my life for the abundant redemption, like so many other Redemptorists me. However, this process has also taught me to be silent, to come face to face with myself, to ask myself sincerely if I am ready to consecrate myself as a Redemptorist missionary.
Only these words have resounded in my heart: My grace is enough for you (2 Cor. 12,9) and it is that we are certainly never prepared to assume a task as great as to continue the work of Jesus Christ himself, to bring Copious Redemption to all (Cont. 20). However, there is the latent flame that made my heart burn from the day of my first call to consecration. Given this, I must say that the novitiate has given me the opportunity to recognize in the light of the Spirit this call to priestly missionary religious life, because by deepening this constant discernment, I have discovered that God has summoned me to be a witness of his love and of his mercy.
In the same way, when delving into the different areas that consolidate our human person and shape us to assume the Redemptorist life, I have discovered an unequaled wealth. Precisely through the work that has been carried out in novitiate-- the various workshops and talks where we have deepened the evangelical counsels, fraternal life and our mission in the world today-- I have been prompted to continue shaping myself as a Redemptorist missionary. I must follow the example of Jesus Christ Messiah and Redeemer.
The adventure has been beautiful, an experience full of the humanized God, which is manifested in all events and realities. It is especially manifested in fraternal life, where I have had the opportunity to share with brothers from different countries, such as Peru, Colombia, Ecuador, Venezuela and Brazil. This has been so wonderful because I have discovered in the cultural diversity the greatness of our congregation and the work of the Redeeming Messiah that has called us.
In the same way, I share life with my brothers from Mexico, who have also been a strength for this process, they are:
• Margarito Robles Morales, 22, originally from Sola de Vega Oaxaca. Enthusiastic, cheerful and creative. He is the smallest of the four Mexicans.
• Cesar Oswaldo Osuna Alfaro, 24, originally from Villa de Arista San Luis Potosí. Creative, studious, cheerful and committed.
• Julio Cesar Olguín Antonio, 31 years old, Originally from Álamo Temapache Veracruz. Committed, cheerful, supportive and brave. He is the oldest of us.
• Juan Luis Rivera Arellano, 28 years old, Originally from Ciudad Hidalgo Michoacán.
SPANISH:
El noviciado, solamente se vive una vez, son las palabras que resuenan en los corazones y los labios de quienes nos han precedido en esta experiencia y, ciertamente, esta vivencia única es el momento donde en las búsquedas diarias, encontramos la voz de aquel que sondea lo más íntimo del ser, la voz del que nos amó primero y salió a nuestro encuentro cuando nos llamó, haciéndose el encontradizo. Jesús el Santísimo Redentor que nos ha convocado y hace arder el corazón con su Palabra y con su amor experimentado en el diario vivir. A casi once meses de estar en Colombia, viviendo la etapa de noviciado, puedo reconocer que este lugar geográfico, espiritual y significativo para nuestra familia redentorista, se ha convertido en un lugar privilegiado, pues es la tierra sagrada donde Dios me ha vuelto a hablar al corazón, donde día a día me ha interpelado sobre este proceso, sobre esta llamada que el mismo Jesús me ha hecho a seguirle y estar con Él.
Cesar Oswaldo Osuna Alfaro
Por tanto, compartir mi vivencia, mis desafíos, alegrías y esperanzas, es hablar desde el corazón, pues han sido momentos de lucha constante, donde ha salido a relucir mi amor y pertenecía a este proyecto, pero también todas mis fragmentaciones, dudas y carencias. Sin embargo, cuando han venido estos momentos de crisis espiritual, vocacional e incluso existencial, me he sentido profundamente abrazado por el mismo Jesús que, pese a mis limitantes, ha depositado su confianza y amor en mí. De igual manera, he sentido la cercanía confortadora de mis hermanos de comunidad que, con algún gesto, alguna palabra o simplemente una palmada significativa me animan a asumir cada día el compromiso perseverante de la vocación.
Durante este tiempo recorrido, me he dado cuenta de la universalidad de nuestra amada congragación, de esta obra fecunda que inicio nuestro padre San Alfonso. Así mismo, cada día he encontrado diferentes elementos de nuestro carisma que me han dado identidad, que me hacen sentir feliz y que han sido tan dicientes que me apasiona pensar en dar la vida por la abundante redención, como muchos redentoristas que nos han precedido en este camino de fe. No obstante, este proceso también me ha enseñado a hacer silencio, a encontrarme cara a cara conmigo mismo, a preguntarme sinceramente si estoy preparado para consagrarme como misionero redentorista.
Ante estas premisas, solo han resonado estas palabras: Mi gracia te basta (2 Cor. 12,9) y es que ciertamente nunca estamos preparados para asumir una tarea tan grande como es continuar la obra del mismo Jesucristo, de llevar a todos Copiosa Redención (Cont.20). Sin embargo, está la llama latente que hizo arder mi corazón desde el día de mi primer llamado a la consagración. Ante esto, debo decir que el noviciado me ha brindado la oportunidad de reconocer a la luz del Espíritu este llamado a la vida religiosa misionera sacerdotal, pues al profundizar en este constante discernimiento, he descubierto que Dios me ha convocado para ser testigo de su amor y de su misericordia, como el mismo lo ha hecho con mi persona.
De igual manera, al ahondar en las diferentes áreas que consolidan nuestra persona humana y nos perfilan para asumir la vida redentorista, he descubierto una riqueza sin igual, pues justamente a través del trabajo que se ha realizado en el plan formativo, los diversos talleres y charlas, donde hemos profundizado sobre todo los consejos evangélicos, la vida fraterna y nuestra misión en el mundo de hoy, me ha suscitado ardientemente la necesidad de seguir configurándome como misionero redentorista a ejemplo de Jesucristo Mesías y Redentor.
Margarito Robles Morales
La aventura ha sido hermosa, una experiencia llena del Dios humanado, que se manifiesta en todos los acontecimientos y realidades, sobre todo en la vida fraterna, donde he tenido la oportunidad de compartir con hermanos de diferentes países, tales como: Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela y Brasil. Esto ha sido tan maravilloso, pues he descubierto en la diversidad cultural, la grandeza de nuestra congregación y la obra del Mesías Redentor que nos ha llamado. De igual manera comparto la vida con mis hermanos de México, que han sido una fortaleza también para este proceso, ellos son:
• Margarito Robles Morales, de 22 años, originario de Sola de Vega Oaxaca. Entusiasta, alegre y creativo. Es el mas pequeño de los cuatro mexicanos.
• Cesar Oswaldo Osuna Alfaro, de 24 años, originario de Villa de Arista San Luis Potosí. Creativo, estudioso, alegre y comprometido.
• Julio Cesar Olguín Antonio, de 31 años, Originario de Álamo Temapache Veracruz. Comprometido, alegre, solidario y valiente. Es el mayor de nosotros.
• Juan Luis Rivera Arellano, 28 años, Originario de Ciudad Hidalgo Michoacán.